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Agricultores salvadoreños se enfrentan a pérdidas del 70 % en sus cultivos debido a factores climáticos extremos

En Santo Domingo Guzmán y Santa Catarina Masahuat, en el occidente de El Salvador, 80 productores de subsistencia han experimentado pérdidas significativas en sus cultivos durante el año 2023, con tormentas y sequías que han disminuido las cosechas. Algunos agricultores han perdido alrededor del 70% de sus cultivos, lo que afecta su capacidad para mantener a sus familias.

La sequía afectó la siembra de cultivos como el tomate, pepino, frijol y maíz, mientras que las lluvias excesivas durante la siembra de postrera dañaron aún más los cultivos. La comunidad de Los Pérez en Santo Domingo de Guzmán y las comunidades de Loma Larga y Santa Rosa en Santa Catarina Masahuat fueron particularmente afectadas.

Estos agricultores, que siembran principalmente para su consumo propio y no para la venta, han solicitado ayuda gubernamental o de organizaciones benéficas para garantizar que sus familias tengan suficientes alimentos. Dado que muchas de estas familias dependen en gran medida de los frijoles y las tortillas para su alimentación, la falta de ingresos y la pérdida de cultivos representan un desafío significativo.

Las pérdidas debidas a factores climáticos también han llevado a preocupaciones sobre la capacidad de los agricultores para pagar los créditos que obtuvieron para sus cultivos. La Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO) ha instado al Banco de Fomento Agropecuario (BFA) a analizar la situación del sector y tomar medidas.

Diversas organizaciones de productores estiman que los daños causados por las condiciones climáticas extremas, como la tormenta Pilar, han tenido un impacto significativo en la agricultura nacional, con pérdidas de alrededor de $22.2 millones y la pérdida de más de medio millón de quintales de granos básicos de la cosecha actual.

La crisis climática sigue siendo una preocupación importante en El Salvador y requiere medidas adicionales para ayudar a los agricultores y comunidades afectadas a enfrentar los desafíos cada vez más intensos y cambiantes del clima.