Sábado 2 de noviembre de 2024
El análisis de la Perspectiva Energética Global 2023 de McKinsey & Company revela que abordar los desafíos tecnológicos de la transición energética será esencial para acelerar el camino hacia el net-zero para 2030. Este análisis destaca que resolver los cuellos de botella relacionados con la disponibilidad de tierras, la infraestructura energética, la capacidad de manufactura, la asequibilidad del consumidor y la regulación será crucial para cumplir con los objetivos net-zero, limitando el calentamiento global a menos de 2°C, en línea con el Acuerdo de París.
La Perspectiva Energética Global 2023 modela diversas trayectorias de transición energética y examina escenarios que van desde un calentamiento de 1.6°C a 2.9°C para 2100. Estos escenarios abarcan más de 400 factores, desde sectores y tecnologías hasta políticas y combustibles, ofreciendo una base de datos que orienta a los tomadores de decisiones sobre los desafíos a superar.
Bram Smeets, socio de McKinsey, enfatiza la necesidad de una “importante corrección de rumbo” y destaca la urgencia de una colaboración global para superar los cuellos de botella y lograr una descarbonización acelerada. Algunos hallazgos clave del análisis incluyen:
Clemens Müller-Falcke, socio de McKinsey, destaca el papel clave de Latinoamérica en la transición energética, señalando su vasto potencial en energía renovable.
Los hallazgos del análisis también subrayan la importancia de la inversión continua en tecnologías verdes y transmisión eléctrica para impulsar la transición energética. McKinsey prevé un crecimiento anual de inversión de 2 a 4%, alcanzando entre $2 y $3.2 billones de dólares en 2040, con tecnologías de descarbonización liderando el crecimiento.
Ole Rolser, socio de McKinsey, concluye destacando que, con señales de precios positivas y un panorama de innovación vibrante, existe la oportunidad de corregir el rumbo hacia una trayectoria de 1.5°C y superar los desafíos clave en la transición energética.