El Salvador volvió a marcar un hito en su estrategia de acumulación de bitcóin (BTC) al alcanzar un valor récord de $792 millones en su reserva estratégica, la cifra más alta desde que el país inició la compra sistemática del activo digital en 2021.

De acuerdo con datos del rastreador de mercados DropsTab —frecuentemente citado por el presidente Nayib Bukele—, el portafolio salvadoreño está compuesto actualmente por 6,341 BTC.

El incremento del valor de la reserva está directamente vinculado al comportamiento alcista del mercado. El domingo, el bitcóin alcanzó un nuevo máximo histórico de $125,559, y este lunes se mantenía alrededor de $125,337, por encima del récord anterior registrado en agosto. En la última semana, la criptomoneda ha subido 9.11 %, y 12.34 % en el último mes.

Las compras históricas realizadas por el Gobierno superan los $300 millones, lo que se traduce en ganancias no realizadas de aproximadamente $491.2 millones. Si la tendencia alcista se mantiene, el valor de la reserva podría superar los $800 millones en los próximos días, consolidando la estrategia de largo plazo adoptada por la administración salvadoreña.

El repunte del BTC ha estado impulsado por factores estructurales y macroeconómicos. Según la plataforma FalconX, el mercado de opciones sobre la criptomoneda alcanzó un interés abierto de $80,000 millones, cifra que por primera vez iguala la de los futuros, reflejando la creciente participación institucional.

Asimismo, los fondos cotizados (ETF) de bitcóin al contado en Estados Unidos registraron entradas diarias de $985 millones la semana pasada. El ETF IBIT de BlackRock absorbió $340 millones, consolidando a la firma como uno de los principales vehículos de demanda institucional. Estos flujos superan ampliamente la oferta diaria generada por los mineros (450 BTC), lo que crea un entorno de escasez que impulsa los precios.

El interés institucional también ha sido reforzado por voces influyentes del mercado. El gestor de fondos Paul Tudor Jones comparó recientemente la dinámica actual del bitcóin con el auge tecnológico de finales de los noventa, calificándolo como una cobertura atractiva ante riesgos macroeconómicos, como los déficits fiscales y eventuales recortes de tasas en las principales economías.