Los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del Grupo de los Siete (G7) iniciaron este miércoles su reunión en Banff, Canadá, con un ambiente diplomático, pero marcados por la preocupación ante la guerra comercial impulsada por el presidente estadounidense, Donald Trump.

El encuentro, que reúne a representantes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, se perfila como una prueba de unidad para las principales economías avanzadas, en un contexto de incertidumbre global por las políticas proteccionistas de EE. UU., que amenazan con desacelerar el crecimiento económico.

A pesar de las tensiones, la jornada comenzó con cordialidad, reflejada en la tradicional foto de familia, tomada esta vez con las Montañas Rocosas como fondo. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, intercambió saludos con su homólogo japonés, Katsunobu Kato, con quien se espera aborde temas monetarios en una reunión bilateral.

Los socios del G7 buscan puntos de consenso con Estados Unidos, especialmente en lo relacionado con las medidas comerciales. Una fuente cercana a la delegación estadounidense señaló que Washington pretende que el grupo emita una condena conjunta por el exceso de producción en China y analice la imposición de aranceles a productos de bajo valor procedentes del país asiático.