El ex primer ministro italiano, Mario Draghi, instó este lunes a acometer tres grandes transformaciones en la economía europea para mejorar su competitividad global: acelerar la innovación, reducir el coste de la energía sin comprometer la descarbonización, y disminuir las dependencias estratégicas, especialmente en defensa. Draghi presentó su informe sobre el futuro de la competitividad europea, donde aboga por una “nueva estrategia industrial europea” que impulse inversiones conjuntas en bienes públicos y una mejor coordinación de las políticas industriales y comerciales de la Unión Europea.
El documento destaca que el crecimiento económico de Europa se ha estancado en las últimas décadas, con una brecha cada vez mayor en el PIB frente a Estados Unidos, que ha crecido del 15 % al 30 %, mientras que China sigue ganando terreno. Factores como el crecimiento demográfico, el auge del comercio global y el acceso a energía barata han desaparecido, lo que hace urgente la adopción de medidas estructurales.
Draghi señala tres áreas clave para revitalizar el crecimiento europeo: la primera es impulsar la innovación, especialmente en el sector tecnológico, atrayendo inversiones y eliminando barreras que dificultan la comercialización de avances. La segunda es abaratar los precios de la energía, que en Europa son hasta cinco veces más altos que en EE.UU., y aprovechar la descarbonización para estimular industrias como las de tecnologías limpias. La tercera es reducir la dependencia de terceros en materias primas y semiconductores, fortaleciendo la seguridad y aumentando la capacidad de la industria de defensa europea.
Draghi también advirtió que las inversiones necesarias para acometer estas transformaciones serán sustanciales, estimadas entre 750.000 y 800.000 millones de euros, equivalente al 4.7 % del PIB europeo en 2023, más del doble de lo invertido con el Plan Marshall tras la Segunda Guerra Mundial. Según Draghi, si la Unión Europea no aumenta su productividad, se arriesga a tener que retroceder en ambiciones clave como la lucha contra el cambio climático y el mantenimiento de su modelo social.
El ex presidente del Banco Central Europeo subrayó que Europa enfrenta un “reto existencial” y que la única forma de ser más competitiva es a través de una transformación radical. Por ello, urgió a una mayor integración de los mercados de capitales y un apoyo decidido del sector público para movilizar recursos que fortalezcan áreas como la innovación tecnológica, las interconexiones energéticas y el equipamiento de defensa.