Tras una contundente victoria en las elecciones presidenciales con más del 55% de los votos, Javier Milei, presidente electo de Argentina, ha reafirmado su compromiso de dolarizar la economía, cerrar el Banco Central y combatir la inflación, una medida que ha generado intensos debates sobre su viabilidad y consecuencias.
La propuesta de Milei implica la eliminación del peso argentino, reemplazándolo por el dólar estadounidense. Para llevar a cabo esta transición, se plantea un proceso complejo que incluiría el canje de pesos en circulación por dólares a través de los bancos comerciales. Este cambio afectaría tanto a los depósitos como a los préstamos, convirtiéndolos de pesos a dólares.
El economista libertario, autodenominado “anarquista de mercado”, también aboga por la eliminación del Banco Central. En sus declaraciones, Milei ha expresado la intención de “dinamitar” la institución y que todas las transacciones se realicen en dólares.
El plan, liderado por el economista Emilio Ocampo, inicialmente estimaba un período de 16 meses para completar la dolarización, pero informes recientes sugieren que el equipo considera acelerar el proceso a solo tres meses. Para obtener dólares, se plantea la creación de un “banco de reservas en el exterior”, respaldado por bonos dolarizados respaldados por acciones de empresas públicas.
Sin embargo, numerosos expertos y economistas argentinos expresan escepticismo y preocupación sobre la viabilidad de esta propuesta. Se argumenta que la dolarización en estas condiciones generaría un endeudamiento significativo en moneda extranjera, comprometiendo la autonomía del país y sometiéndolo a las decisiones de política monetaria de Estados Unidos.
Comparado con la experiencia de dolarización en Ecuador, algunos economistas señalan que las circunstancias son diferentes, y destacan los riesgos sociales y económicos que podrían surgir en Argentina, incluida una posible mega devaluación, aumento de la inflación y caída de los salarios.
La dolarización propuesta por Milei se ha convertido en un tema polarizador en Argentina, generando debates sobre sus posibles beneficios y riesgos, mientras el país enfrenta desafíos significativos en el ámbito económico y político.