Martes 5 de noviembre de 2024
Redacción ||
El cambio climático podría costarle casi una quinta parte de su Producto Interno Bruto (PIB) a Latinoamérica hacia finales de este siglo, previendo un “escenario de pesadilla”, a menos que se adopten nuevas políticas para frenar su impacto, de acuerdo con un informe de Moody’s Analytics que fue publicado el lunes.
El documento de la agencia presenta tres posibles escenarios para la región, teniendo en cuenta los costos de las consecuencias físicas del cambio climático, como los daños en las infraestructuras o el empeoramiento de la salud, así como los costos de las intervenciones políticas destinadas a reducir el impacto del cambio climático.
De no adoptarse nuevas medidas políticas, Moody’s prevé un deterioro constante del PIB, perdiendo un 10 % en 2075 y terminando el siglo con un descenso del 16 % a medida que la región pierda capacidad de producción a partir de este año y considerando también que las pérdidas aumenten a un ritmo cada vez mayor.
El informe señala que “los países latinoamericanos que se verían más afectados por el cambio climático son los principales productores y consumidores de combustibles fósiles: Venezuela, Colombia, Brasil y México”.
En América Latina la producción económica sufrió pérdidas en los tres escenarios analizados: acciones políticas inmediatas con el objetivo de cero emisiones para 2050, políticas retrasadas hasta 2030 pero que luego se aceleran, y ninguna política nueva para frenar el cambio climático.
Ante la situación, Moody’s augura una inflación más alta durante los primeros 50 años y unas pérdidas de producción inferiores al 4.5 %, que se estabilizarían en el 3.5 % en 2100.
Por lo anterior, la agencia menciona que “las políticas tempranas son las más eficaces, ya que registran las pérdidas más bajas”. En un escenario de políticas tardías, Moody’s prevé un descenso de la producción superior al 6 % antes de recuperarse hasta una pérdida del 5 % en 2080, según el informe presentado.
Se conjetura que las pérdidas de producción se acelerarían y agravarían entre 2030 y 2060 a medida que avanza la descarbonización, con una inflación mucho más alta por precios y tarifas más intensivos.