Los precios del oro alcanzaron un nuevo máximo histórico, impulsados por una fuerte demanda de inversión en un contexto de incertidumbre geopolítica y económica, así como por las expectativas de nuevos recortes de tasas de interés en Estados Unidos.

El oro al contado subió un 0,48 %, llegando a 3.980,20 dólares la onza, mientras que los futuros del oro alcanzaron los 4.005,80 dólares.

Según Ole Hansen, analista del Saxo Bank, “la fuerte demanda de ETFs sigue siendo clave, impulsada por el ‘FOMO’ y la pérdida de confianza en los refugios tradicionales”. Además, el experto señaló que la compra constante de bancos centrales y los menores costes de financiación han respaldado al metal precioso.

El repunte se intensificó tras el recorte de tasas de la Reserva Federal en septiembre, y el mercado anticipa dos reducciones adicionales este año. Como activo que no genera intereses, el oro se beneficia de un entorno de tasas bajas.

La demanda del lingote también se ve favorecida por la incertidumbre política en Estados Unidos, derivada del cierre parcial de la Administración. La Casa Blanca aclaró el lunes que no ha habido despidos de empleados, aunque advirtió que podrían ocurrir si la paralización se prolonga.