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Subsidios a combustibles en América: ¿solución o problema fiscal y social?

El aumento del valor del petróleo, los conflictos internacionales y la alta demanda local han llevado a un incremento de precios en los combustibles en América, donde la dependencia aún persiste y es subvencionada en muchos países, generando una compleja carga fiscal y problemas sociales.

Los precios de la gasolina en América han experimentado un alza debido a factores como los conflictos internacionales, el incremento del valor del petróleo y la creciente demanda local, destacando la persistente dependencia de este combustible en la región y la compleja situación fiscal y social asociada con los subsidios.

La subvención de los combustibles es una práctica común en el continente, inicialmente diseñada para mitigar el impacto de los precios en los consumidores y sectores económicos clave como el transporte. Sin embargo, estas políticas representan una carga fiscal significativa y pueden desencadenar estallidos sociales o problemas como el contrabando de combustibles, como se ha observado en varios países de la región.

En Venezuela, por ejemplo, el bajo precio de la gasolina ha generado un mercado negro en las fronteras con Colombia y Brasil, mientras que en Bolivia, el gobierno ha mantenido los subsidios a los combustibles a pesar de las preocupaciones sobre su sostenibilidad económica a largo plazo.

Otros países, como Ecuador y Argentina, han enfrentado desafíos similares con los subsidios a los combustibles, buscando formas de reducir el gasto público sin provocar disturbios sociales.

Además de los subsidios, algunos países de la región han tenido que recurrir a la importación de combustibles para satisfacer la creciente demanda interna, lo que ha aumentado la dependencia de los mercados internacionales y ha generado preocupaciones sobre la estabilidad de los precios.

A pesar de estas tendencias, en Estados Unidos y Canadá, la demanda de combustibles ha disminuido en los últimos años debido a factores como la mayor eficiencia en el consumo de combustible y el aumento de la popularidad de los vehículos eléctricos, lo que sugiere un cambio en la dinámica del mercado energético en la región.