AFP | por Thomas URBAIN
El tope a los precios del petróleo exportado por Rusia, que los miembros del G7 anunciaron el viernes querer implementar “urgentemente”, es un mecanismo inédito de consecuencias imprevisibles, que según analistas podría jugar en contra de sus promotores.
El mecanismo impondría un descuento al precio del petróleo ruso con relación a los precios de mercado, para limitar los recursos que Rusia obtiene de la venta del crudo, manteniendo a la vez el valor por encima del costo para que a Moscú le siga conviniendo exportar hidrocarburos.
Esa brecha, que sería calculada específicamente para el petróleo crudo y para los productos refinados, podría ser revisada de forma regular, según un responsable del Tesoro estadounidense.
Algunos mecanismos para impedir que países exporten fueron implementados, como los casos de Irán o Venezuela; incluso para limitar sus intercambios, como ocurrió con Irak en el marco del programa “Petróleo por alimentos” entre 1995 y 2003. Pero la comunidad internacional jamás impuso hasta ahora un precio diferenciado a un país.
Los integrantes del G7 de naciones industrializadas ya limitaron o incluso suspendieron sus compras de petróleo ruso. Para tener efecto, el proyecto de poner un techo al precio del crudo que vende Moscú debe ser adoptado por otros países, en particular grandes clientes de Rusia como India o China.
El atractivo podría estar en que compraran crudo a precios más bajos. Pero “China e India ya compran su petróleo más barato” a Rusia, recordó Bill O’Grady, de Confluence Investment.
“No adherirán” a la idea, advierte John Kilduff, de Again Capital, sobre países que no participaron de las sanciones a Rusia desde que invadió Ucrania en febrero.
Para que esta iniciativa se concrete, Rusia debería seguir exportando a países que adopten la idea, a pesar de que le pagarían menos por su crudo.
Sin embargo, el viceprimer ministro ruso encargado de Energía, Alexandre Novak, advirtió el jueves que su país no vendería más petróleo a los países que topeen los precios.
“En lo que respecta a las restricciones sobre los precios, (…) no enviaremos más petróleo o productos petroleros a las compañías o países que impongan tales restricciones”, advirtió, según agencias rusas de noticias.
Para Kilduff, la subida de precios que se registró el viernes se debe, en parte, a una reacción negativa del mercado al anuncio del G7, que hace temer una contracción de la oferta mundial y nuevas alzas de precios.
Aunque los precios bajaron sensiblemente desde sus máximos del inicio de la guerra en Ucrania en febrero, siguen en niveles históricamente altos y muy volátiles.
La Unión Europea (UE), a excepción de tres de sus miembros, se prepara para prohibir, a partir del 5 de diciembre, la importación de petróleo ruso pero también impedirá que aseguradoras europeas cubran su traslado hacia otros destinos que no sean la unión.
“A Washington le preocupan estas restricciones sobre los seguros porque tendrían un impacto mayor” tal como están planteadas sin posibilidad de derogación, explica Bill O’Grady. Eso paralizaría una proporción mayor de las exportaciones rusas.
Alrededor del 90% del transporte marítimo de petróleo es asegurado por firmas europeas y británicas, también de un país alineado a las sanciones de la UE.
Si esta prohibición a las aseguradoras entrase en vigor, “las exportaciones rusas caerían realmente”, remarcó O’Grady.